The health catastrophe caused by the pandemic has exacerbated an already serious Latin American crisis that sparked protests in Ecuador, Chile and, later, in Colombia in 2021.

The trigger for this crisis began with a tax reform: the government of President Iván Duque intended to increase the tax burden and thus finance subsidies to the most impoverished families by lowering the income tax threshold and increasing VAT. In a country where the middle class charges around 300 and 1500 euros a month, this was a spark to provoke the social outbreak.

This is all about the indignant reaction of a country that has realized that not only the lower class is vulnerable but also the middle class. COVID-19 has exposed the country's poor health system: deaths continue to accumulate (75,000 deaths have already been registered) while the rate of vaccination remains stagnant, with only 10% of Colombians taking the first dose. If to all this we add that as a result of the pandemic poverty has reached 42% of the population, the result is terrified, desperate and outraged citizens.

But if something aggravated this situation even more, it was the violent response from the government. A total of 26 protesters died last Friday and there are 400 reports of missing persons in Bogotá, Medellín Cali, and Pereira. Violence has also been multiplied with vandalism and criminals fanning the embers in the protests. To date, nothing seems to indicate that the protests will have an end.

As for the country's floral sector, it has been completely affected. There are various farms affected, who have seen their trucks burned, access to them blocked without being able to enter or leave, the impossibility of people arriving to work (reaching only 20% of the staff) ... A completely critical situation. And the general feeling is a country in which human rights have been violated, with ordinary citizens being publicly executed by the security forces to silence the protests. To top it off, the general feeling is that the media distorts and hush up reality, protecting the government, which further leads to despair and anger.

From Tiso Flowers we wish the best for the country and that they can find a positive solution.

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La catástrofe sanitaria provocada por la pandemia ha agudizado una crisis latinoamericana ya entonces grave que provocó protestas en Ecuador, Chile y, más tarde, en Colombia en 2019.

El desencadenante de esta crisis dio comienzo con una reforma tributaria: el gobierno del presidente Iván Duque tenía la intención de elevar la carga tributaria y así financiar subsidios a las familias más empobrecidas bajando el umbral del impuesto sobre la renta y aumento del IVA. En un país en el que la clase media cobra alrededor de 300 y 1500 euros mensuales, esto supuso una chispa para provocar el estallido social.

Y es que todo esto se trata de la indignada reacción de un país que se ha percatado de que no únicamente la clase baja es vulnerable sino también la clase media. El COVID-19 ha dejado en evidencia el deficiente sistema sanitario del país: los muertos continuan acumulandose (ya se han registrado 75.000 fallecidos) mientras que el ritmo de la vacunación sigue estancado, con tan solo un 10% de colombianos con la primera dosis. Si a todo esto le sumamos que a raíz de la pandemia la pobreza ha alcanzado un 42% de la población, el resultado es unos ciudadanos aterrados, desesperados e indignados.

Pero si algo agravo aún más esta situación, fue la violenta respuesta por parte del gobierno. Un total de 26 manifestantes fallecieron el pasado Friday y hay 400 denuncias de desaparecidos en Bogotá, Medellín Cali, y Pereira. La violencia además se ha visto multiplicada con actos vandálicos y delincuentes avivando las brasas en las protestas. A día de hoy nada parece indicar que las protestas vayan a tener un final.

Por lo que respeta al sector floral del país, se ha visto completamente afectado. Son diversas las fincas afectadas, quienes han visto sus camiones quemados, el acceso a ellas bloqueado sin poder entrar o salir, la imposibilidad de personas llegando a trabajar (llegando a sólo disponer de un 20% del personal)… Una situación completamente crítica.

Y es que la sensación general es un país en el que los derechos humanos se han visto violados, con ciudadanos de a pie siendo ejecutados públicamente por las fuerzas de seguridad para acallar las protestas. Para colmo, la sensación general es que los medios de comunicación tergiversan y acallan la realidad, protegiendo al gobierno, cosa que aún conduce más a la desesperación e ira.

Desde Tiso Flowers deseamos lo mejor para el país y que pueden dar con una solución positiva.

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